11 de Mayo de 2024
Javier Herrera Borunda / Papel Social
PAPEL SOCIAL

2020-05-11
La pandemia que ha causado el Covid-19 a nivel global, tiene al día de hoy, terribles consecuencias en todos los órdenes de la estructura social, desde luego la más lamentable es la pérdida de la vida de más de 270 mil personas hasta el momento, y es totalmente incierto cómo se modificará este número en los próximos días, independientemente de los estragos que ya causó en todas las economías del mundo, en sus sectores económicos, sanitarios y plantas laborales. Tenemos que tener muy presente que como afirman los historiadores: las guerras son devastadoras pero las posguerras lo son aún peor.

Se ha argumentado que el virus no distingue entre sexos, razas, religiones, posiciones políticas o ideológicas o incluso clases sociales. En términos generales podríamos decir que esto es cierto, sin embargo tenemos que tener claro que los riesgos de contagio no se extienden de manera equitativa, recordemos que la cuarentena establecida por las autoridades de salud para evitar el contagio masivo de esta enfermedad a través de los contactos interpersonales, es un lujo que muchos ciudadanos no se pueden otorgar, pues de la salida de sus hogares depende la supervivencia alimentaria de sus familias, para ellos no existe el trabajo a distancia, ni el zoom ni cualquier otro medio de trabajo de esta naturaleza.

En este sentido, el célebre historiador israelí Yuval Noah Harari, afirmó el pasado 24 de marzo al periódico Financial Times que: “Las decisiones que tomen los gobiernos en las próximas semanas cambiarán al mundo para siempre”, como ha sido a partir de ese día, y puntualiza que nos encontramos ante dos elecciones en el futuro próximo: “la vigilancia digital totalitaria o el empoderamiento ciudadano, y el aislamiento nacionalista o la solidaridad global. Necesitamos un plan internacional de acción y lo necesitamos rápido”.

La sociedad civil es precisamente la que otorga a los gobernantes el poder para la toma de decisiones, sin embargo, no lo hace de manera inconsciente, porque en ese otorgamiento van implícitas la transparencia y la rendición de cuentas. La presencia de la participación ciudadana es un elemento indispensable en cualquier democracia moderna, y el empoderamiento de los ciudadanos, a través de la coparticipación responsable en la toma de decisiones en cualquier acto de la administración pública, avanza de manera decidida a través de la exigencia al acceso de la información antes del diseño de políticas públicas, el control ciudadano de la gestión pública y el desarrollo comunitario.

Considero que en cuanto al tema del empoderamiento ciudadano nuestro país ha avanzado decididamente en las últimas décadas y hemos demostrado una capacidad envidiable para fraternizar con nuestros connacionales en momentos de contingencias naturales, pero lograr la solidaridad global es un tema al que difícilmente le podremos encontrar salida en estos momentos tan difíciles, en los que cada país enfrenta distorsiones en todos los órdenes de su estructura económica, sanitaria, social, laboral e incluso política, que tendrá que resolver en el corto plazo, en ocasiones hipotecando el mediano y el largo plazos; independientemente de que la lucha por el poder hegemónico mundial mostrará más temprano que tarde los intereses de las grandes potencias.

En México necesitamos reconocer que el binomio poder público-poder privado no podrá en esta ocasión enfrentar la tormenta que se nos avecina en todos los sectores de la economía y la salud pública, incluyendo el miedo que esta pandemia está causando en el inconsciente colectivo de toda la ciudadanía. Enfrentar la resiliencia en esta ocasión lleva implícito un tercer elemento más: la sociedad civil, juntos será posible mitigar los efector nocivos de la situación que vivimos.

A nivel comunitario son muchas las muestras de solidaridad: deportistas, artistas, empresarios, maestros, profesionistas, cada quien desde sus trincheras ha aportado su granito de arena para paliar las consecuencias de esta pandemia. Instituciones públicas y privadas lo han hecho de igual manera; destaco de las primeras la ayuda solidaria en especie (equipamiento de protección de personal médico, de enfermería y de servicios hospitalarios en general) otorgada por las distintas fuerzas políticas que integran el Senado de la República, incluido desde luego el Partido Verde Ecologista de México, al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) por la cantidad 250 millones de pesos; y de las privadas la ayuda proporcionada por los hospitales privados y por las empresas que con su generosas aportaciones lograron habilitar el centro de convenciones y exposiciones Citibanamex de la Ciudad de México en un hospital Covid-19.

Sin embargo, los verdaderos héroes de la historia que vivimos hoy como testigos presenciales es la que escriben las y los doctores, así como el personal de enfermería y de todo el sistema de salud de la República Mexicana que han sacrificado incluso su seguridad personal y su vida familiar para heroicamente hacer frente al enemigo coronavirus.

De su ejemplo surgen iniciativas como “Yo cuento contigo, tú cuentas conmigo”, impulsada por la ciudadanía, que busca apoyar al personal médico de Veracruz que se encuentra dando la batalla en primera fila, día a día, para atender a los enfermos. ¿Cómo es posible hacerlo? Es fácil, haciéndoles llegar los insumos médicos de protección que necesitan para realizar su trabajo: Mascarillas, guantes, batas especiales, antibacteriales, transporte, e incluso alimentos bien balanceados que les permitan sortear las arduas horas de trabajo que dedican a salvar vidas. Si ellos flaquean, ¿quién nos podría curar?

Invito a todos a conocer esta iniciativa. Es el momento de que nuestra humanidad aflore, fusionemos esfuerzos, dejemos a un lado rencillas que nos dividen; la suma de nuestras voluntades demostrará, una vez más, que México es y será siempre más grande que cualquier reto que se le presente.


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